Tras volver de Japón estuve unos días en la playa, en el sur de España. Esta vez algunos de los electrodomésticos me llamaron la atención al compararlos inconscientemente con los de Japón y notar la diferencia de usabilidad.
La lámpara cortadedos. No hay nada mejor que levantarte en medio de la noche, subir la mano para encender la luz tirando de uno de los cordones y notar que de repente te pesa mucho menos el brazo. En el caso de encontrar el cordón antes que las aspas tienes un 50% de posibilidades de que el cordón sea el de las velocidades y no el de la luz.
Teniendo en cuenta que la nevera tiene cuatro estantes e ignorando por un momento que generalmente la zona baja es la más fría, mirando únicamente el cartel ¿qué parte es la más fría? Las flechas apuntan hacia abajo pero si el último estante fuese el más fresco ¿por qué está el letrero arriba del todo? Es como si la nevera tuviera un estante menos frío y tres más fríos. Quizás he estado demasiado tiempo en Japón pero al verlo de nuevo me hizo pensar.
No tocar, el minihorno es un elemento decorativo.
Los grifos superiores son para regular la cantidad de agua y los inferiores para la temperatura. Cada vez que quieres que salga más agua tienes que girar como mínimo dos grifos si no quieres que te cambie la temperatura. Y si quieres que salga más agua y más caliente te toca girar los cuatro.
Una ventaja que tienen los japoneses a la hora de poner etiquetas es que en aparatos donde hay poco espacio o es estéticamente poco adecuado poner “abre”, “cierra”, “enciende”, “apaga” pueden poner un kanji que estéticamente no queda tan mal y se ahorran un montón de espacio.