¿Qué es un sueño lúcido? ¿Y uno semilúcido?
Es ser consciente de que estás soñando mientras sueñas y poder hacer lo que quieras dentro de dicho sueño (crear cosas, volar, controlar elementos, etc). Un sueño semilúcido es aquel en el que eres consciente de estar soñando pero no tienes más control que el que tiene un actor en una película.
Mi primer sueño semilúcido
Hasta la fecha, siempre que he soñado cosas fantásticas no me he parado a pensar si eran realidad o no. ¿Estoy luchando contra monstruos gargantuescos rodeado de lava? El jefe final de Quake era así y mis amigos de El señor de los anillos lucharon contra un bicho parecido. ¿Que estoy con mis amigos de la infancia sobre un lago helado peleando contra zombies? Bueno, he luchado contra muchos tipos de zombies antes, he visto lagos helados antes y alguna vez he estado con mis amigos de la infancia. Nada que me haga plantearme que estoy en un sueño.
Pero en medio de mi último sueño algo despertó mi lógica, no sé si han sido cinco años de ser entrenado para pensar de forma lógica o si el hecho de estar usando un foro de sueños lúcidos para un trabajo de clase de este semestre ha tenido algo que ver.
Soñé que estaba en Suiza. Una parte de mí recordaba haber estado en USA y que a continuación debería estar en España para presentar mi proyecto fin de carrera. Estar en Suiza no tenía sentido. ¿Por qué razón lo habría hecho? Siempre reviso la pantalla de confirmación de compra de billete de avión cuarenta veces. No encontraba ninguna razón lógica, de hecho me dí cuenta de que no recordaba haber comprado ningún ticket. Igual que Neo empezó un buen día a ver Matrix en verdinegro yo empecé a entender lo que estaba pasando: “estoy soñando”. Y no solo eso sino que además era consciente de estar soñando, ¡era el dios en mi propio mundo onírico! O eso pensé.
Lo primero que hice fue intentar hacer aparecer un dado en mi mano: me puse a mirar fijamente mi mano y a pensar repetidamente “tengo un dado en mi mano”. Pero no aparecía nada. Seguí intentándolo unos segundos más. Nada. Empecé a dudar de mi fuerza de voluntad. Pensé en Jack Sparrow y en su brújula. ¿Sería que no ra un dado lo que realmente deseaba en ese momento? “Mi amiga X está a mi lado muy ligerita de ropa”. Nada, tampoco funcionaba, definitivamente no era problema de falta de voluntad. Era consciente de estar soñando pero no tenía superpoderes. Estaba tan triste que me alejé de Suiza volando con los brazos como alas. Fui ligeramente consciente de que normalmente uno no vuela en una dirección que no sea la de la gravedad pero recordé las sabias enseñanzas de Mundo Disco y preferí enterrar ese pensamiento. Mi consciencia de estar soñando quedó enterrada junto a ese pensamiento y ya el resto del sueño que incluía un puerto veneciano en Alicante con forma de piscina olímpica en el que cientos de barcos intentaban entrar volviendo de excursiones de fin de semana no me hizo sospechar.
Lo último que recuerdo es despertarme del sueño dentro de otro sueño, excitado por haber estado semilúcido. Después me volví a despertar en otro sueño conservando todavía algo de excitación. Finalmente me desperté en la vida real pensando más interesado en saber si seguía dentro de un sueño que en otra cosa.
Ser consciente de estar dentro de un sueño ha sido una sensación muy interesante. Mirarme las manos y saber que esas manos no eran reales y sentir como si solo un fino velo me separase de la vigilia es algo que nunca me había pasado. Quizás sea la dieta americana.